Page 10 - Boletín N. 4
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galerones del cuartel siendo dedicado a la veneración de la Santísima Virgen de Guadalupe, y decían
que así lo dispusieron porque en esos años se sentían temblores, se escuchaban ruidos subterráneos,
y se decía que quería brotar un volcán, pues en un sitio se habían abierto unas grietas y brotaban
vapores y dicen que unas personas clavaron en ese lugar una Cruz de madera y al instante se escuchó
como si un torbellino impetuoso de viento o de agua corriera bajo el suelo que se fue alejando hasta
perderse [21].

   Como nos hemos dado cuenta, el templo de Soria fue construido en los tiempos turbulentos de la
persecución religiosa, siendo terminado poco después del armisticio del gobierno con los cristeros,
su sacerdote era el padre Moisés Huerta Rivera, a quien le tocó padecer la persecución religiosa y el
cierre de los templos (La guerra Cristera) mientras radicaba en Celaya, al término de la lucha estuvo
en Atotonilco de donde fue enviado a Soria como capellán, y fue él quien promovió la coronación
de la Virgen de Guadalupe, la cual fue coronada por el señor Arzobispo de México, Don Luis María
Martínez el 12 de junio de 1937, posteriormente el 4 de diciembre de 1955 fue nuevamente coronada
como REINA DEL TRABAJO. El padre Moisés Huerta murió el 24 de junio de 1945 y sus restos
mortales descansan en el templo de ese lugar. También fue sacerdote de Soria el padre José Zavala
Paz, autor de diferentes obras literarias entre las que destacan los escritos que dedicó al conocimiento
de la historia del pueblo de Soria, por lo que su recuerdo permanece vivo entre sus habitantes.

   Eusebio González Martínez falleció el 24 de diciembre de 1924, pero dos años antes de su muerte
o sea en 1922, quizá presintiendo su muerte, convocó a una junta con todos los obreros y empleados
y les dijo que por razones de salud se iba a otro lugar para su recuperación y dejó de encargado de la
fábrica, las casas y las demás propiedades a don Rafael del Río y a don Ramón Sarabia. Después de
la muerte de Eusebio el administrador don Rafael del Río empezó a trabajar en 1929 con
inversionistas que aportaron el capital para trabajar la empresa y estos fueron los hermanos de origen
francés, don Ernesto y Emilio Espitalier y sus hermanas. A estos empresarios se les notificó por medio
de don Rafael del Río que la fábrica, las casas y demás propiedades pertenecían a los obreros y
empleados y gentes mayores que habían trabajado ahí, a lo que contestaron que a ellos no les
interesaban las tierras o las casas, que ellos venían a fabricar buen casimir para competir en el
mercado, y así se trabajó desde 1929 a 1938, en que se presentó el Licenciado Felipe Bustamante en
representación de la sucesión testamentaria de varias personas que según él, don Eusebio les adeudaba
dinero por lo cual el licenciado pretendía embargar la fábrica San Fernando y maquinaria existente
en ella, o sea la antigua fábrica de Soria, por lo que un Juez declaró en quiebra a la empresa y una
comisión de empleados de la misma fueron a ver al Presidente Lázaro Cárdenas para solucionar el
problema ya que con el embargo se quedarían sin empleo cientos de empleados.

   Don Ernesto Espitalier tuvo un hijo llamado Jorge, el cual siendo joven murió al caer de los techos
de la fábrica donde jugaba con otros muchachos. Doña Elena Espitalier hija de don Ernesto se casó
con don Juan Maure también francés, por otro lado, don Emilio fue esposo de doña Admita Allegre
y dicen que ella era la dueña del dinero; tenían ellos un sólo hijo que murió en un accidente de tránsito
mientras se dirigía a Atlisco, Puebla, de modo que los dos hermanos se quedaron sin hijos varones, y
su hija se casó con el señor Roberto Martell también de origen francés. Don Emilio era el mero patrón
de la fábrica, mientras que don Juan Maure se encargaba de administrar el almacén El Puerto de
Veracruz en la Ciudad de México; donde eran distribuidos los finos casimires kent, sussex, grano de
pólvora, y smokin, las gabardinas cuatro mil, tropical, la tela escocesa, y paño fino para mesas de
billar que se fabricaban, también se exportaban las telas al extranjero. Posteriormente, don Roberto
Martell Espitalier quedó al frente de la fábrica y después el señor Roberto Martell Richau, y siguen

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