Page 8 - Boletín 6
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terreno mencionado limitaba al poniente con el poblado de San Agustín, y al sur con las tierras anexas
de la hacienda de Melgar, aunque esa propiedad estaba deslindada de los terrenos principales de la
hacienda, contando con sus entradas, salidas y abrevaderos.
Al principio se pensó construir la capilla de calicanto de 18 varas de largo y 8 de ancho para lo
cual empezaron a fincar la parte del frente con ese material, pero por ser demasiado costoso y por
desacuerdos que tuvieron entre ellos no la pudieron terminar, pero más que nada no la terminaron por
los abusos de los dos individuos que fueron a San Miguel a efectuar la compra, ya que Blas Miguel
aunque en realidad no cooperó, se adueñó de dos solares que ya vendieron sus descendientes, y otro
solar que le habían asignado a la Santa Cruz, lo quitó indebidamente Felipe Pascual, hijo de Blas
Miguel. Por otro lado, Francisco Xavier “el escribano” que sólo había cooperado con tres pesos y
que se quedó con parte de lo sobrante, se tomó un solar para él y le dio otros a sus cuatro hermanos
no habiendo contribuido éstos con nada para la compra.
Después de varios años, los indios Basilio y Juan, hijos de Blas Miguel y Francisco Xavier, en
compañía de cinco socios pretendieron continuar la construcción de la capilla pero de diferente modo
que lo planeado, pues pensaron hacerla de adobe y más corta y angosta haciendo los cimientos de
piedra y lodo, sin tomar en cuenta que ese material no era el indicado por el agua que pasa y que
además quedaría muy chica y no tendría el cupo suficiente, pero era tanta la necedad de estos
individuos que tumbaron la pared del frente que ya estaba construida de calicanto, argumentando que
como la habían construido sus padres eran los únicos que podían decidir. Pero la mayoría de las
personas no estuvieron de acuerdo, y decían que no tenían razón puesto que sus padres Blas Miguel
y Francisco Xavier no pusieron otra cosa en la compra que
se hizo, sino únicamente el viaje que hicieron a San
Miguel para realizarla y como ellos eran los encargados
pusieron la escritura a su nombre, sin embargo, estos dos
individuos no pudieron desmentir que los que entonces
habitaban ese barrio fueron los que habían cooperado con
sus limosnas para adquirirla. Por algún tiempo
continuaron las demandas de parte de dos grupos ante las
autoridades tanto civiles como eclesiásticas siendo
necesario acudir hasta la ciudad de Valladolid, (hoy
Morelia), porque sus pleitos ocasionaron un intrincado
litigio que al fin se resolvió después de más de 30 años en
que el Subdelegado de Chamacuero, Don Mariano
Camargo determinó que la capilla se fabricara del mismo
modo y medidas, y del material con que habían pensado
construirla los antepasados fundadores de la hermandad
Interior de uno de los calvaritos que se para que así se cumpliera la voluntad de aquellos como
encuentran en el atrio de la capilla de la Santa debiera ser, porque daría cabida a los habitantes del
Cruz de La Palma. barrio, además de que así no sería necesario estar
Foto: Carlos Fco. Rojas Gómez. reparando continuamente la capilla.
Finalmente en el año de 1797 y después de 34 años, las autoridades no quisieron saber más de
demandas y propusieron que el Subdelegado de Celaya don Marcos José Vallejo, que en ese tiempo
estaba viviendo en Chamacuero, se hiciera cargo del asunto y dirigiera la construcción señalando las
medidas que había de tener, y nombrando a dos personas honorables para recoger las limosnas, e
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