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Historia del barrio de la Rinconada

J. Ascensión Franco Suaste

La Rinconada es un barrio de Comonfort cuyas casas están recostadas suavemente sobre la falda del
cerro a un costado del templo de los Remedios, sus calles son estrechas pero pavimentadas, enclavado
a media población está su hermoso templo con sus torres y un moderno reloj sonoro. Ahí se venera
la Santa Cruz a la que sus habitantes le profesan profunda devoción en las festividades que celebran
en mayo y septiembre.

La Santa Cruz que se venera en este barrio procede de la hacienda del Mogote, lugar donde vivían
las familias del señor Alejandro López, Simón Avilés, Melecio Gómez y José Olalde entre otras.
Todas estas personas y varias más, cada tres de mayo hacían una peregrinación al rancho del Picacho
a traer una Santa Cruz para hacerle la fiesta ahí en el Mogote, para después regresarla a su rancho.
Al hacer esa celebración ocupaban varios días, cosa que no le parecía al mayordomo porque decía
que se retrasaba el trabajo, y para evitar eso, el mayordomo de apellido Cienfuegos les ordenó a los
habitantes que hicieran una Santa Cruz y fincaran una capilla para ahí venerarla y no tendrían que
ir en peregrinación al Picacho a pedirla prestada, así lo hicieron pues de inmediato labraron la Cruz y
edificaron la capilla, así transcurrió un tiempo hasta que le afectaron las tierras a la hacienda del
Mogote, y con el reparto agrario, los habitantes que no quisieron participar en el ejido, tuvieron que
emigrar hacia otros lugares, y así, esas familias mencionadas se cambiaron al barrio de los Remedios
y otros se fueron para el rancho de Jalpilla. Al quedar abandonado el Mogote, sólo se quedó en el
lugar una pareja de ancianitos, don Félix Grimaldo y su esposa doña Vicenta Arana, que quedaron
resguardando nada más la Santa Cruz, pues la campana se la llevaron los que emigraron para Jalpilla.
Dos años después los ancianitos visitaron a don Alejandro López en Comonfort, para decirle que se
trajera la Santa Cruz para su casa, ya que por derecho le correspondía, pues fue el que participó más
activamente en la construcción de la Cruz y la capilla, y don Alejandro con mucho gusto se la trajo y
también a los ancianitos ya que no tenían quien los protegiera, mas como los cuartos de su casa en la
colonia Cuauhtémoc no eran altos, la Cruz la tenía tendida, y cada tres de mayo la sacaban a recorrer
las calles del barrio de los Remedios. Posteriormente en el año de 1950, don Alejandro cambió su
domicilio a la calle Paseo llevando consigo la Santa Cruz, y pensando que se necesitaba un lugar
para resguardarla, regaló un pedazo de su terreno pegado a la calle para que se le construyera la capilla
aunque fuera de adobe pero con la altura suficiente para que estuviera de pie y que fuera venerada
por la comunidad. Todos los vecinos participaron activamente en la obra. Una vez terminada la
capilla, se planeó ya de manera formal festejar a la Santa Cruz cada tres de mayo, y el fin de semana
siguiente, y desde entonces año con año le celebran su festividad con pastorelas o coloquios en los
que participan gentes del lugar, además de la presentación de diferentes eventos artísticos y culturales
con la participación de artistas de renombre, como Gabino Palomares, y los Leones de La Sierra de
Xichú, patrocinados por los habitantes del barrio, entre los que destacan don Antonio Avilés López,
y don Alfonso López, que en paz descanse. Aunque la capilla que existe no es la original, pues la
primera la destruyó en 1970, un camión refresquero al estar maniobrando para darse vuelta, por lo
que don Alejandro dispuso que se construyera otra nueva atrás de la misma, y con faenas y
cooperaciones entre todos los vecinos la hicieron, posteriormente fincaron la torre poniéndole un
reloj que fueron inaugurados el 3 de mayo del 2002.

Los habitantes de ese lugar se han caracterizado siempre por su espíritu de servicio, y el bienestar
y mejoras de su barrio, pues a pesar de vivir en terreno inclinado y de piedra, y por lo tanto difícil de

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