Page 11 - Boletín N. 3
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hombres y mujeres, que también respondían a sus propios intereses. Es decir, pensemos en que una
vez que los insurgentes se fueron de esta región y las tropas leales al gobierno español regresaron y
tomaron el control, seguramente muchos tomaron otra actitud, más si lo que los realistas hacían una
vez que recuperaban un pueblo era poner un castigo, regularmente ejecutando a aquellos
simpatizantes del movimiento insurgente o simplemente a personas del pueblo bajo [4], ¿cuántos no
se atemorizarían por estas acciones? Pensemos entonces en personas que fueron parte del movimiento
insurgente, que apoyaron a Hidalgo, pero también pensemos en que hubo chamacuerenses que
pelearon de parte del gobierno virreinal; y en los dos bandos tanto por convicción, por miedo o por
proteger sus intereses.
Dicho esto, sabemos que para mediados de 1811 la región que vio el nacimiento del movimiento
insurgente ya era controlada de nuevo por las fuerzas realistas, por lo menos las principales
poblaciones, pero sin lograr una pacificación total de la región, pues aunque controlaban los centros
poblacionales, los grupos de insurgentes, que se escondían en los cerros y cañadas de la zona o incluso
en algunas haciendas y pueblos pequeños donde les daban protección, continuaban siendo un
verdadero dolor de cabeza para los realistas.
Hacia marzo de 1812 la situación ya era de consideración en la zona de Chamacuero, pues un
capitán realista de Querétaro mencionaba al coronel Diego García Conde, quien se encontraba en
Celaya “lo conveniente que sería despacharse por el rumbo de Chamacuero un respetable
destacamento para atacar á [sic] los malvados por el camino de dicha ciudad á [sic] la entrada de la
villa de S. Miguel el Grande…” [5]. Es decir había gavillas de insurgentes merodeando por
Chamacuero.
La situación de descontrol, pues aunque tenían bajo su poder las principales poblaciones no podían
detener a los grupos de insurgentes que rondaban por el campo, provocó que Felix María Calleja, jefe
de operaciones del gobierno virreinal
tomara la decisión de militarizar a los
civiles [6], estos grupos armados
fueron conocidos como milicias de
patriotas y eran encabezadas por los
vecinos principales y fieles a la corona
española [7]. Ya para 1814 en
Chamacuero se había conformado un
contingente de estas milicias.
Además el pueblo seguía siendo
blanco de los insurgentes, quienes
apoyados por algunos informantes
asaltaban esta población afectando a
los más ricos; esto provocó que
Agustín de Iturbide quien en ese
tiempo era el jefe militar de la Fragmento del Mapa Topográfico de la Provincia de Guanajuato,
Provincia de Guanajuato, ordenara la 1817, donde se muestra a Chamacuero como una fortificación
fortificación de Chamacuero. El 22 de realista [8].
abril de 1814 Iturbide informaba al
virrey lo siguiente: “Pronto concluiré las obras de fortificacion [sic] de esta importante villa [San
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